MISTERIO
Y un día desperté al entendimiento.
Y comprendí que fui el antecesor y el sucesor de la energía que nos conforma.
De todos los hombres y mujeres,
de las piedras y las plantas, los animales y los ríos.
Del aire y el fuego, de los mares y los cielos.
Y de todos los tiempos transcurridos
y venideros…
Que soy vos y soy yo, a pesar de las diferencias,
de las imágenes, de las creencias, de las razas,
de los pensamientos, los recuerdos y hasta los sufrimientos.
Porque sentimos los mismos arraigos y dolores,
temores y alegrías y amores
y desconsuelos.
Somos el misterio de una existencia abrumadora.
Quizá tan infinita como el Universo que imaginamos;
y que creemos ir conociendo.
Somos como un sueño que se niega a ser sueño,
porque se gusta y se escucha
y se huele y se palpa.
Somos un principio que aún dura, sin saber como nació.
Un ego que se confunde entre el deseo y el terror.
Somos vos…
Y somos yo…
Somos ese misterio que aún no se develó.
Que nos hace sentir indefensos e insignificantes.
Que nos envuelve y atormenta.
Que nos arrulla y nos mece.
Y nos hace sentir que solo el amor;
y la fe
nos guiarán en el camino hacia Él.
Y quizá por eso sigo sin entender el odio, ni la envidia,
ni los celos, ni las guerras…
Y sin entender siquiera, algo tan simple como:
Quien soy…?
Y por qué…?
Ignatius Bor.