TERCER DOMINGO DE OCTUBRE
(Dedicado a todas las Mamás)
La ignoramos todo el año y un domingo del mes diez
la compramos en el circo del comercio y el querer.
Pero ni eso a ella le importa
porque su amor, admite toda idiotez.
Para ella somos su vida
y le basta solo con vernos bien.
Ella es la que nunca falla.
La que nunca dice que no.
La que todo nos perdona,
hasta la cruel ambición.
Son los ojos de mi Madre la ternura y la bondad,
que el espanto del consumo no me pudo arrebatar.
Son los ojos de mi Madre los que me hacen recordar
el sabor que dejo un tiempo que ya nunca volverá.
Por ellos vimos la vida y a través de su mirar,
descubrí que la inocencia tuvo un tiempo y un lugar.
Esas calles de mi Barrio, con su elogio a la amistad.
Las que han visto de sus manos mis primeros pasos dar.
La emoción de aquellas tardes
cuando al volver de jugar,
me esperaba con la leche y su rezongo maternal.
¡O cuantas noches sin dormir!!
Esperando mí llegada…..
Preocupándose por todo…
¡Y uno apenas la escuchaba!!
Y hoy la miro….
Y esta tan linda…!
Con sus años y recuerdos
y con sus lento caminar…
Y por eso detesto al oír:
¡Tal domingo es de Mamá!
Mamá es de todos los días.
No tiene un día espacial.
Mamá es la que nos dio vida y apoyó cada decisión.
Es quien nos tomó la fiebre y nos perdona cualquier error.
Por eso aunque esté apurado,
o así tenga cita con Dios,
no la privo un solo día de poder escuchar mi voz.
Y no me importa que digan que aún no rompí el cordón,
de eso se encarga la vida, yo lucho para que no.
Y vos que estás comenzando a formar tu reputación.
Que te avergüenza una burla si le llevas una flor.
Sentí vergüenza del mundo, de su propia creación,
pero no le niegues la dicha de demostrarle tu amor.
Porque Mama «padece este mundo» y necesita de vos,
no esperes a que sea tarde….
Corre y llévale esa flor.
Y a los que crean que el tiempo un poco los separo,
sepan que siempre están listas
cuando un hijo precisa su amor.
Entonces….
Acordémonos de la Vieja un ratito todos los días,
que el regalo una vez al año…
No borra la hipocresía.
Ignatius Bor.