EL DÍA EN QUE LO DEJASTE
(Romanza)
Sus ojos secos no lloran.
Su corazón ya no late.
Sus manos petrificadas se parten como cristales
con solo rozar tus mejillas
imaginando tu imagen.
Sus ojos secos no lloran.
Su corazón ya no late.
Con un boleto de ida, sus ilusiones y su esperanza
huyeron hacia el olvido
llevándose hasta su alma.
Mis ojos secos no lloran.
Mi corazón ya no late.
Y es que este hombre ya ha muerto,
el día en que lo dejaste.
Ignatius Bor.