¿CASUALIDAD, O CAUSALIDAD?
¿Alguna vez te preguntas porque estamos aquí y ahora?
¿Para qué estamos?
¿Quiénes somos?
¿Qué somos realmente?
¿Por qué entre tantos otros millones de posibilidades de existir, existimos cada uno de nosotros; y no otros?
¿Si será por casualidad, o por causalidad?
Según la ciencia nos afirma, todos sabemos que provenimos de un Big Bang, que estamos todos formados por la misma materia y energía que creo el Universo en el que existimos, tal vez con distintas mezclas, formas o combinaciones. Pero que todo y todos estamos hechos de lo mismo.
Lo que no sabemos es que hubo antes. Quien, como o porque se produjo este Big Bang.
Si observamos hacia atrás en nuestro pasado, no importa cómo nos haya o este yendo, vamos a notar que todos los acontecimientos que nos trajeron hasta aquí, hayan sido estos buenos, malos o regulares para cada uno (eso ya sería entrar en otro terreno, el de la psiquis), fueron encadenados y consecuencia de algo y/o alguien que se cruzó en nuestro camino, pero por sobre todo, de la elección que cada uno tomo en cada uno de esos momentos.
Y eso sería causalidad.
Ahora, que existas; ¿es causalidad o casualidad?
Quizá nunca lo sabremos.
Y retrocediendo en los miles de millones de años de existencia del Big Bang;
¿Habrá sido Este provocado por la casualidad, o por la causalidad?
A Luis Pasteur le cuestionaban su postura sobre la existencia del alma, ya que al realizar autopsias le demostraban una y otra vez que en ninguna parte de ningún órgano del cuerpo podían encontrarla.
Hoy ya no solo nuestras imágenes y datos personales están en la llamada “Nube”, nuestros pensamientos, tristezas, alegrías, nostalgias, recuerdos, angustias, ideas y hasta nuestros sueños y otras emociones, también están allí.
Y a través de los grandes avances científicos no solo pueden reconocer tales sentimientos, sino que además en sus experimento han llegado a manipularlos, e incluso han llegado a inducir a que se produzcan y hasta modifiquen. Aunque aún no han podido descifrar porque se producen de tal o cual manera, ni saber dónde y porque nacen “naturalmente en cada persona”.
Como tampoco pueden afirmar ni negar certeramente que hay después de la muerte.
Y aun en la actualidad, al realizar una autopsia, tampoco encuentran el alma, pero sí reconocen que somos una intangible y desconcertante infinidad de impulsos biológicos y magnéticos internos que hacen que estemos vivos, que seamos como y lo que somos y que pensemos y tengamos esos sentimientos y emociones.
¿No sería posible entonces que esa Alma, que tanto buscamos e incluso negamos y cuestionamos, realmente exista y también habite allí, en esa Nube?
¿No será que cada alma posee su propia nube, o viceversa?
¿No se tratara de la tan discutida Conciencia Universal de la que hablaba Carl Jung?
A través de la Inteligencia Artificial y sus Algoritmos ya no solo manejan con resultados técnicos y científicos mucho más eficientes los negocios económicos de todo tipo como industrias, comercios y servicios, sino que ya incursionaron también y con mayor eficiencia y exactitud en la medicina nuclear y tradicional. Ya están generando una asombrosa revolución y transformación en la industria farmacológica con resultados, diagnósticos y tratamientos sorprendentemente más rápidos, certeros y efectivos.
Pero lo más impresionante, por tratar de llamarlo de alguna manera más tranquilizadora, es que ya están experimentando; y con éxito, en el terreno de las resoluciones jurídicas.
O sea; ¿Nos juzgaran a través de Algoritmos…?
¿Será que este Ser Humano, al que hasta hoy conocimos por su instinto depredador y hasta me animaría a llamar esclavista, podría llegar a convertirse en esclavo de su propia tecnología?
Hasta ahora han logrado crear inteligencia artificial y programar esa inteligencia, su conducta y hasta sus emociones. Han logrado manejar, modificar y manipular la naturaleza, incluso la naturaleza de las cosas materiales e inmateriales que conocemos. Han logrado usarla para distintos fines y hasta podrían destruirla si lo desearan, pero aún no ha podido crear “naturaleza”.
Quizá porque nosotros mismos somos producto de la naturaleza.
Platón hablaba del mundo de las ideas y algunos asociaron que las ideas eran obras del alma, o que el alma eran esas ideas. La ciencia actual dice que las ideas son un conjunto de reacciones electroquímicas inducidas por el magnetismo.
¿Acaso no podría llegar a ser algo así como un Big Bang el que las crea y dispara?
¿Se estará disparando a cada instante un Big Bang en nuestro interior provocando estas reacciones que nos hacen pensar y emocionarnos?
¿Y si nosotros también somos una idea creada y disparada por el Big Bang que nos provocó esta existencia?
Volviendo al asunto, ¿no seremos acaso nosotros también el resultado de un experimento desconocido de algo desconocido para nosotros?
Yo por ejemplo, no se quien, como o porque estoy escribiendo esto y ni siquiera sé dónde quiero llegar, simplemente surgió.
Tampoco sé si fue una idea, una emoción o un sentimiento lo que me trajo hasta aquí.
Tal vez fue curiosidad, o temor, o dudas, o impulsos, o tal vez sea casualidad.
Tal vez este momento estaba escrito, tal vez es consecuencia de un momento anterior, entonces seria causalidad.
Tal vez será la reacción a una acción que desconozco.
Tal vez somos reacciones de acciones del Universo y no solo casualidades.
-“Lo único que sé es que no se nada”. Dijo Sócrates.
-“¿Lo único que sé es que algo soy’”? Me pregunto yo.
¿Qué fue antes entonces?
¿Somos causa de algo o solo casualidad?
Veamos que dicen, entre muchos, dos de los filósofos más destacados y distanciados en el tiempo sobre lo que podemos llegar a Ser. Para lo cual me tome el atrevimiento de transcribir un resumen anecdótico de quien asombro nada menos que a Albert Einstein y una brevísima pero descriptiva frase de quien muchos siglos antes tradujo nada menos que a Platón y Aristóteles:
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“Spinoza (Holanda, 1632 – 1677) también defendió la tesis generalmente conocida como determinismo (…) En la perspectiva de Spinoza, todo lo que nos pasa nos ocurre necesariamente. Dado que el universo es Dios, “podemos tener la seguridad de que lo que nos pasa tiene una razón”
Según Spinoza, sólo la ignorancia hace pensar al ser humano que puede cambiar su destino. El futuro, al igual que el pasado, está fijado.
He aquí un ejemplo sobre su teoría en una respuesta nada menos que de Einstein:
¿Quién era el Dios de Spinoza y por qué Einstein creía tanto en él?
Spinoza, un filósofo holandés del siglo XVII, creía en que todo lo que rodea al hombre era Dios y que se manifestaba a través de la armonía de lo existente. ¿Por qué Einstein estaba tan vinculado a esta ideología religiosa?
Cuestiones que el hombre se ha preguntado desde que el hombre es hombre y que, aún a día de hoy, seguimos preguntándonos. Llevamos toda nuestra vida intentando encontrar las respuestas a todas estas preguntas, ya sea a través de la religión o la ciencia.
Por ello, lo que pensara una de las mentes más brillantes del s. XX y de la historia, el físico alemán Albert Einstein, siempre ha suscitado mucho interés entre aquellos que aún siguen buscando respuestas a estas preguntas. Pues bien, Einstein, según declaró en multitud de ocasiones, creía «en el Dios de Spinoza» pero, ¿quién fue Spinoza y a qué Dios se refería?
Baruch de Spinoza fue un filósofo holandés, considerado uno de los grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con Descartes y Pascal, entre otros. Sus reflexiones supusieron una profunda crítica a la visión clásica y ortodoxa de la religión, algo que derivó en su excomunión y destierro, así como la prohibición y censura de sus escritos por parte de su comunidad.
Su visión del mundo y de la fe se aproxima en gran medida al panteísmo, es decir, la idea de que lo sagrado es toda la naturaleza en sí misma. Esto básicamente quiere decir que Todo es Dios.
Aunque el holandés fue repudiado por su forma de pensar, sus obras perduraron. Y no solo eso, sino que fueron abrazadas por mentalidades tan ilustres como la Albert Einstein. La postura y creencias religiosas del físico se aproximaban a la visión del Dios de Spinoza como algo que no nos dirige y castiga, sino que simplemente forma parte de todo y se manifiesta a través de este todo.
En algunas entrevistas a lo largo de su vida, Einstein manifestaría cierta dificultad para explicar sus creencias. De hecho, en una ocasión, cuando fue interrogado por el rabino Herbert S. Goldstein, sobre si creía en la existencia de Dios, este le contestó:
«Creo en el Dios de Spinoza, quien se revela así mismo en una armonía de lo existente, no en un Dios que se interesa por el destino y las acciones de los seres humanos».
Si bien no compartía la idea de un Dios personal, manifestó que consideraba que la mente humana no era capaz de comprender la totalidad del universo, ni cómo se organiza, a pesar de ser capaz de percibir la existencia de cierto orden y armonía.
En 1930, durante una entrevista publicada en el libro Glimpses of the Great de G. S. Viereck, el Premio Nobel se explayó aún más sobre este tema:
«Tu pregunta es la más difícil del mundo. No es algo que pueda responder con un simple sí o no. No soy ateo. No sé si puedo definirme como un panteísta. El problema en cuestión es demasiado vasto para nuestras mentes limitadas. ¿Puedo contestar con una parábola? La mente humana, no importa que tan entrenada esté, no puede abarcar el universo. Estamos en la posición del niño pequeño que entra a una inmensa biblioteca con cientos de libros de diferentes lenguas. El niño sabe que alguien debe de haber escrito esos libros. No sabe cómo o quién. No entiende los idiomas en los que esos libros fueron escritos. El niño percibe un plan definido en el arreglo de los libros, un orden misterioso, el cual no comprende, solo sospecha. Esa, me parece, es la actitud de la mente humana, incluso la más grande y culta, en torno a Dios. Vemos un universo maravillosamente arreglado que obedece ciertas leyes, pero apenas entendemos esas leyes».
«Nuestras mentes limitadas no pueden aprender la fuerza misteriosa que mueve a las constelaciones. Me fascina el panteísmo de Spinoza porque él es el primer filósofo que trata al alma y al cuerpo como si fueran uno mismo, no dos cosas separadas».
A pesar de ser una de las mentes científicas más brillantes, Einstein veía que ciencia y religión no se encuentran necesariamente enfrentadas, puesto que ambas persiguen el mismo fin: la búsqueda y entendimiento de la realidad.
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Boecio (Roma, h. 480-id., 524) Político, filósofo y poeta, traductor nada menos que de Platón y Aristóteles, muchos siglos antes que Espinoza y resumiendo al máximo su pensamiento, por su parte, ya definía al hombre de la siguiente manera:
«La persona es una sustancia individual de naturaleza racional»
Para él somos algo así como sustancias individuales que piensan.
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Luego de atravesar siglos de adelantos industriales, materiales y científicos y mientras continuaba contenido y guiado por los conceptos religiosos de la Fe, el Ser Humano racional está padeciendo en la actualidad un desconcierto nunca antes vivido, ya que hoy al ser actual no solo se lo refiere como los Milenium, sino que incluso se lo predice como el nuevo Ciber Humano, al que la ciencia pretende perfeccionar con la incorporación de grandes avances tecnológicos adicionados a su propio organismo natural.
***Y mientras en este mundo globalizado y conectado cultural y socialmente como nunca antes se había logrado en la historia de la Humanidad resulta inexplicable que aún continúen las guerras regionales y religiosas, al hombre actual ya no le alcanza con la Fe ni la Religión, pero tampoco la ciencia lo tranquiliza ni le proporciona explicación alguna sobre quién es en realidad dentro de este desconocido y misterioso concierto Universal en el que existimos.
Quizá estemos asistiendo por fin al tan controvertido enfrentamiento, o por el contrario, a la tan imposible e impensada comunión entre la Ciencia y la Religión.
Quizá cada una tenga un poco de razón en esa puja en la que tanto persisten reclamando sus verdades desde el inicio de los siglos tanto científicos como filósofos y religiosos.
Lo real para nosotros en la actualidad, es que de tanto buscar los misterios y los límites del Universo los científicos comienzan a preguntarse si es que este Universo no estará dentro de otro, u otros Universos.
Es más, están dudando si es que no hay otra, para nosotros infinita, cantidad de Universos paralelos entremezclados a este.
***A todo esto el Hombre sigue intentando día a día superar su expectativa en cuanto a la calidad y duración de la vida, incluso con la esperanza de lograr la tan ansiada eternidad.
¿Pero qué pasaría si en esta carrera, donde ya perdió su instinto, ahora pierde también su razón, sus emociones, sus sueños, sus ilusiones, e incluso su amor por el prójimo, por la vida en sí y hasta por sí mismo…?
¿También con ellos se perderá su Alma, si es que realmente alguna vez existió….?
Otra buena pregunta para hacernos sería si nosotros no seremos también entonces parte de esos otros supuestos Universos, e incluso, si dentro nuestro, todo este conjunto de emociones y sentimientos, sueños e ilusiones, amores y odios no coexistirán con ellos.
¿No será tal vez que el alma que tanto buscamos este compuesta, o sea el mismo Universo en el que estamos inmersos?
Durante siglos la raza humana fue privilegiando la razón al instinto natural y desarrollando una inteligencia superior a la del resto de las especies. Y en esa afanosa búsqueda desesperada por encontrar respuestas a todos los misterios de la existencia del Ser, probablemente perdió el camino de lo natural y entro en este espiral de angustiosas preguntas a las que no logra encontrar respuestas ciertas.
Algo así como un número Fi, o Sucesión de Fibonacci, o como la Flor de Loto de Buda. Algo que tanto hacia adentro como hacia afuera, hacia arriba como hacia abajo pareciera ser una infinita eternidad de dudas y desconciertos.
Se me ocurre que la inteligencia no es sinónimo de sabiduría, pero también siento que la sabiduría nos hace penetrar en la más profunda de las soledades del alma….
Ignatius Bor.
me parece, buen domingo, una excelente oportunidad de sefuir adentrandonos en esa busqueda , tal vez individual o tal vez del colectivo que nos acompaña en esta resiliencia
Felicidades por compartir