El Loco y los Cuerdos

                                     EL LOCO Y LOS CUERDOS

                                 (Sátira sobre la Sociedad Actual)

                                                  (¿Sátira…?)

 

Ayer me encontraba muy entretenido caminando por el techo del living cuando de pronto choque con la cadena de la araña. Fue entonces cuando me di cuenta y me caí.

Esto le contaba a un amigo que al verme trastocado por el hecho y dolorido por el golpe, me pregunto qué me pasaba.

Y… Ay  de mi asombro cuando él me contestó:

 

  • Vos también… ¿A quién se le ocurre caminar por el techo cuando tenés cinco paredes?

 

Entre agradecido y asombrado busque a otro amigo y le conté lo sucedido, esperando que este pudiese explicarme sin burla alguna lo que me estaba sucediendo.

 

  • Claro, tiene razón (me dijo), pero debes tener cuidado, porque yo caminaba muy plácidamente por una pared equivocada cuando de repente me fui por una ventana que no vi…

            Menos mal que abajo encontré el Unicornio que se le escapó a Silvio…

 

Por un momento dude, pero enseguida empecé a entender lo que me debería estar pasando.

 

Pero esperen…!

Esperen, por favor…!

Que no estoy tan loco, déjenme desahogar y sigan leyendo que tal vez en poco tiempo a ustedes les pueda llegar a pasar lo mismo.

 

 

Trate de recomenzar el asunto.

Busque a mi esposa y al contarle lo sucedido hecho a reír como loca y de inmediato se puso a llorar…¡¡??

 

–          No me tomes el pelo (exclamó ofuscada), que no es para reír sino para llorar lo que acaba de hacer tu hijo.

 

No entendía nada y entonces me enteré que el chico había tirado a mi suegra de arriba del ventilador de techo…

  • ¿Y qué estaba haciendo ella arriba del ventilador de techo? Pregunte.

 

  • ¿Pero vos sos tarado? me respondió…

            ¿Dónde queres que vaya a jugar con play station mi mamá?

               (%&()=¿?**@&··$”##@)

 

Comencé a creer que esto era una especie de confabulación.

Que alguien estaba tratando de hacerme creer que estaba totalmente loco.

Y como últimamente me pasaban cierto tipo de cosas raras por la cabeza  ¿…..?

Porque venían a mi mente, por ejemplo, momentos de mi infancia que no podría afirmar si eran imaginaciones o realidad.

Aparecían en ella, mi madre explicándome la importancia de un desayuno abundante y tranquilo.

El amor fotografiado ilusoriamente en la unidad de un almuerzo o una cena con la familia reunida alrededor de la mesa, compartiendo charlas, ilusiones, proyectando un fruto.

Escuchando a los mayores explicarnos sobre las garras que deberíamos poner y el esfuerzo que deberíamos hacer si queríamos crecer y prosperara en la vida y la sociedad.

El agradecimiento a tener trabajo para ganarnos el pan de cada día y no de vivir como mendigos a esperas de una dádiva o una limosna de algún Gobierno de turno.

Del valor de la amistad. De ese dar y recibir algo cada día.

De la honestidad y la solidaridad, esa maravillosa sensación, que según papá, nos haría sentir mejores personas.

Y hasta el respeto y la educación aparecían como la base de aquella rara y ya arcaica sociedad.

Del patriotismo.

Del ejemplo de sacrificio y vocación de maestros, médicos, profesionales y sobre todo de los funcionarios públicos.

Del orgullo que nos haría sentir nuestra nacionalidad y de los buenos ejemplos de esos, nuestros representantes públicos, alrededor del mundo.

En aquella época, aparentemente, según parece, a nadie se le podría ocurrir faltarle el respeto a un anciano, a una mujer, a cualquier otra persona por el solo hecho de ser mayor que uno. Y menos aún lastimarlos.

 

Por mi edad, tengo un vago recuerdo, eso sí, que había quien se levantaba de su lugar para darle el asiento a un anciano, a una mujer embarazada, o a una persona mayor con un niño en sus brazos.

Que se acostumbraba a saludar a los demás.

A ayudar inclusive a un desconocido.

Que se conocía y se saludaba también a los vecinos.

Que se solía pedir permiso para pasar delante de alguien, para ocupar un lugar. Y hasta para tomar algo que no nos pertenecía…

Y guay que la maestra nos pusiera una mala nota o una llamada de atención en el cuaderno. Nada de que mamá o papá irían a pelear con ella. No señor. Ella era en el colegio la única autoridad!

Eso sí, no nos relataban ninguna historia partidaria, ni nos adoctrinaba sobre alguna ideología. Se dedicaban simple y únicamente a educarnos. Y en el literal sentido de la palabra.

 

Y los Carnavales. Y las fiestas. Y la moral. Y los códigos de ética. Y el honor…!

¿Dónde habrán ido a parar…?

¿Habrán existido realmente alguna vez todas estas costumbres, pensamientos y sentimientos, o serán también solo parte de mi imaginación?

¿Yo no me habré golpeado la cabeza…?

 

Tenía que descubrir de alguna manera que catzo me estaba pasando; y de prisa. Entonces se me ocurrió algo muy progresista, pero agresivo.

 

Me desnude.

Salí a la calle en sunga totalmente decidido a todo; y al ver venir un patrullero de la Federal comencé a hacer la vertical acompañada de gestos obscenos en medio de la avenida buscando la lógica reacción y detención que me correspondería.

Pero en cambio, solo recibí hurras y aplausos de parte de los transeúntes que contemplaban el acto. E incluso de la misma autoridad.

 

Entonces y para seguir con la necesidad de quitar mis dudas, así como estaba desvestido y totalmente alterado, entre en la Iglesia buscando la lógica reprobación y el reto de la autoridad moral.

Quien al verme, para mi frágil y corta tranquilidad, hizo una exclamación de horror, que ante mi sensación de alivio al ver que algo estaba volviendo a la supuesta cordura que yo creí, debía reinar, me gritó exaltado:

 

        –  Hijo!!!

         ¿Cómo hoz atrevéis a entrar a la casa del Señor en esas condiciones? ¿Con un Slip rojo?

           Ese color Sacrílego…

         ¿Eres acaso Comunista…?

           Quítatelo inmediatamente y abona una multa de U$D 100.-

 

        –  Ah… y si quieres, luego puedes rezar un Padre Nuestro en señal de arrepentimiento ante el Cristo del Altar Mayor que trajimos importado del Vaticano…

          Y  que nos costó una fortuna! Y eso sin contar la cometa que tuvimos que dar en la aduana!

 

 

Supe entonces que estaba volviéndome loco.

Lo que no sabía era que tenía que hacer.

Decididamente debía acudir a entregarme a un internado, o a un loquero; y antes de que fuera demasiado tarde.

 

Y así fue.

Pase por una serie de consultas, análisis e interrogatorios hasta que uno de los Neurólogos, luego de conversar en voz baja con uno de los Psiquiatras que también me había revisado, me entregó un papel, que luego verifique, era un certificado de alta, y en tono ofuscado me dijo:

 

  • Como se nota que no tienen nada que hacer. No nos haga perder tiempo por favor.

           ¿Ya no sé qué pasa últimamente?

             Debe ser moda. Dos por tres aparece alguien tratando de hacerse pasar por loco.

 

Lo que me llamó gratamente a sospechar que debía haber más gente confundida como yo.

 

  • Con todos los casos terribles que tenemos que atender todos los días. Como este pobre hombre, mírelo. Lo trajeron esta mañana lleno de conflictos y alteraciones mentales.

 

Como le vi el aspecto de un tipo totalmente normal, pregunté muy tímidamente que le pasaba.

 

  • ¡Que qué le pasa…??

            ¿No ve lo que le pasa..??

            Está completamente loco!!! (Me gritaron!)

Lo encontraron esta mañana caminando por la acera pisando el suelo con los zapatos. Esperaba la luz roja para cruzar la calle. Dice que está a gusto con su trabajo.

            Y como si todo esto fuera poco, asegura que es Feliz…

            ¿Le parece poco lo que le pasa…?

 

Y siguieron a los gritos pelados:

 

  • ¿Y esta mujer?

             ¡Mírela…!

             ¡Dice que se quiere casar! ¡Qué quiere formar una familia y tener hijos…!

             ¡Que le gustan las Películas románticas!

             ¡Está totalmente fuera de época!

           

             ¿Y este otro?

             ¡Dice que lo transporta la música orquestal y la clásica!

             Y encima confesó que ama la literatura y que hasta a veces escribe poesía…!!

 

             Y Usted pregunta que qué les pasa…??

             ¿En realidad no se da cuenta lo que les pasa…??

              ¡Están totalmente Locoooss!!

              ¡Están totalmente fuera de tiempo y espacio…!!

              ¡Eso les pasa…!!

 

Y todo esto a los gritos, con los pelos parados y los ojos re-saltados…!!

 

 

Al salir de ahí busqué un Bar. Necesitaba pensar. Relajarme un poco.

El que está totalmente chiflado soy yo:

  • Me repetía….

 

Ya estaba tan confundido y aterrorizado que al llegar el mozo dude en pedirle un simple café cortado por miedo a la reacción que esto pudiera llegar a provocar en el lugar. Por suerte eso pasó desapercibido y nadie lo noto.

Pero como ya últimamente es costumbre en mí, y sobre todo ayer, tenía inevitablemente que mandarme alguna. No tuve mejor idea que salir corriendo a auxiliar a una viejecita que acababa de caer de trompa justo frente a la ventana donde estaba sentado esperando mi café.

¿Y para qué…??

Se me vino el Mundo encima:

 

  • ¿Qué para qué mierda la levantas…?
  • ¿Qué quién carajo te crees que sos…?
  • ¿Qué de que te la das…?

 

 

Y acabó de estallar mi incertidumbre cuando la viejecita me encajo un bastonazo en medio de la cabeza al grito de:

 

  • ¿Porque mierda no te vas a ayudar a tu abuelita pedazo de imbécil mental?

 

Ahí nomás la medí, le aplique un apercart de derecha al mentón izquierdo.

La vieja cayó planchada. La gente comenzó a aplaudirme. Y todo volvió a la normalidad.

El mozo llegó y me sirvió el café frío cortado con vinagre en plato hondo y en lugar de azúcar o edulcorante, como si yo fuera un estúpido, me explico que como era lógico, al café, si quería endulzarlo, solo se le debía agregar pimienta.

Y mientras escupía a un tipo que pasaba preguntando donde paraba la patineta que iba para Berazategui, se fue insultándolo a atender a un chico lleno de metales y al que no llegaba a distinguir bien por la cantidad de tatuajes de todos los colores que tenía grabados hasta en un paraguas con el que se había sentado a fumarse un porro y tomarse una sopa de chocolate.

Cosas que a esta altura de los acontecimientos, para mí, ya eran apenas detalles sin importancia.

Así que terminé mi café frío cortado con vinagre y volví a casa.

Naturalmente, en Slip.

 

Por eso le pedí al principio que no me juzgara mal y terminara de leer mi relato, ya que como verán solo sufro algunos deslices psiquiátricos, pero en definitiva soy un tipo totalmente normal.

Por suerte logre recordar también la chochera y falta de razonamiento que sufrieron mis padres y algunos de sus amigos de aquella época en sus últimos años de vida.

 

¡Uyy!… Y hablando de mi viejo, olvide que debo pasar por el manicomio a pagar la mensualidad.

Y luego ir a casa a soltar a mamá para que coma sus nutritivos gorgojos con vitaminas sustentables; y pueda ir al baño, que ya es la hora.

 

En fin…

Coincidirán conmigo en lo dañinas y egoístas que terminaban resultando en aquellos tiempos las influencias de esas costumbres y educación arcaicas y vetustas; y a la que algunos Locos llamaban, elementales.

 

 ¿O no?….

 

 

                                                                              Ignatuis Bor.

 

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